lunes, 15 de junio de 2020


DIÁLOGO SOBRE LA VUELTA A CLASE EN SEPTIEMBRE Y LA RATIO.  Javier Cobos.
1. Lo primero, hay que garantizar la seguridad sanitaria.
2. En un curso con unas condiciones excepcionales, hay que invertir excepcionalmente: tiene que aumentar la plantilla del profesorado y otros gastos como limpieza, mantenimiento, reformas, etc.
3. La referencia debe ser la enseñanza presencial, pero volver a “la vieja normalidad” es incompatible con la seguridad sanitaria.
4. Hay que tener en cuenta las realidades diferentes de infantil, primaria y secundaria para buscar soluciones acertadas.
5. Los espacios que reúnen las condiciones dignas para dar clase no se van a improvisar en un par de meses. La mayoría de los centros educativos ya están al límite de ocupación, usando para dar clases lugares diseñados para otras actividades. Aparte de las pocas adaptaciones que se puedan hacer, hay que pensar otras alternativas.
6. Partiendo de las condiciones de seguridad, de los espacios que hay y del aumento de presupuesto y de plantilla, hay que sentarse a analizar las distintas opciones de organización que tenemos. Todas tienen ventajas e inconvenientes; si se consigue dialogar sin dogmatismos, probablemente nos acerquemos a una buena solución, o a la menos mala. En ese diálogo es imprescindible tener en cuenta al profesorado, al alumnado y a las familias.
  Vamos a entrar en materia. Ya hemos planteado que la enseñanza presencial es la referencia que todos los sectores preferimos. Pero volver a “la vieja normalidad” con clases atestadas de alumnos es un riesgo evidente de que aumenten los rebrotes, se cierren muchos centros y acabemos otra vez todos o casi todos con la enseñanza a distancia todo el tiempo, opción que todos coincidiremos en señalar como no deseable.
  Así pues, mantener una ratio que garantice la seguridad sanitaria implica que hay que repensar las otras variables: una vez que se garantice el aumento de plantillas, asumamos la dificultad de que se doblen tal cual. Incluso aunque se hiciera, el problema de espacios es insalvable: no podemos estar todos en los mismos sitios y a las mismas horas. Necesariamente hay que pensar en optimizar las aulas con turnos diferentes.
  Otra cuestión fundamental: en cualquiera de las tres opciones siguientes, el profesor no debería duplicar el trabajo en presencial y a distancia, sino que haría la revisión de los ejercicios a través de internet y avanzaría contenidos en la clase presencial. Es imposible mantener a la vez el ritmo de trabajo online que se ha tenido en estos meses y el de las clases presenciales, sería duplicar la jornada.
Opción 1: Dar clases presenciales todos los días en turnos, unos de mañana y otros de tarde (preferentemente en bachillerato, quizá en secundaria) Recordemos que el número de alumnos por clase tiene que ser sustancialmente menor al de este curso. Si no se dobla el presupuesto, aunque se aumente, habría que impartir menos horas diarias de clase y el alumnado haría parte del trabajo en casa, pero se mantendría el contacto diario con el instituto. Si se dan 4 horas en cada turno, sería pasar de 6 horas al día a 8 en el total de los dos turnos, lo que implica aumentar un 33% la plantilla en las etapas en las que se aplique. El número de horas presenciales de cada materia se reduciría proporcionalmente.
Opción 2: Dar clases todos los días en dos turnos más cortos dentro de la mañana (preferentemente, quizá en infantil y primaria) y que el alumnado hiciera una parte del trabajo en casa. Como en las otras opciones, habría que escalonar las entradas y salidas, los recreos, incorporar la limpieza en los huecos, etc. pero básicamente, podría ser un primer turno de 3 horas con entradas escalonadas entre las 8 y las 8:30 y otro entre las 11:30 a las 12.00 que acabaría entre 14:30 y 15:00, también escalonado. El número de horas presenciales de cada materia se reduciría proporcionalmente. Con esta opción también habría relación diaria con el colegio. Si se dan 3 horas en cada turno, sería pasar de 5 horas al día a 6 al en el total de los dos turnos, lo que implica aumentar un 20% la plantilla en las etapas en las que se aplique.
Opción 3: Dar clases en días alternos (preferentemente en bachillerato, quizá en secundaria) La propuesta de la Comunidad Valenciana va en esta línea: “El aula se dividirá en dos grupos. Uno de ellos acudirá una semana a clase los lunes, miércoles y viernes y el otro, los martes y jueves. A la semana siguiente se invertirán de forma que reciban la misma carga lectiva. El resto de días harán en casa las tareas que les imponga el profesor.” Esta opción es la que menos repercutiría en las plantillas y en el presupuesto, pero, como las otras, implicaría la reducción del horario semanal del alumnado en cada materia, que sería mayor en este caso, al suponer la mitad del tiempo.
  Cada opción tiene sus pros y sus contras. Es el momento de hablar para llegar a acuerdos, lo antes posible, es necesario planificar ya el comienzo de curso.